CropLife Latin America

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Febrero 2025

Por: Mauricio Rodríguez, Ph.D.,
Director de Asuntos Científicos
mrodriguez@croplifela.org

 

Cada vez que mordemos una manzana crujiente o añadimos vegetales frescos a una ensalada, nos beneficiamos de un sistema agrícola global que produce alimentos en abundancia para satisfacer las demandas de miles de millones de personas. Pero detrás de esta abundancia existe una realidad menos visible: el uso de plaguicidas para proteger los cultivos. Aunque los plaguicidas son fundamentales para garantizar la seguridad alimentaria, sus residuos pueden permanecer en los alimentos que consumimos, generando preguntas sobre su seguridad para los consumidores.

¿Cómo aseguran los gobiernos y los científicos que los residuos de plaguicidas no dañen nuestra salud? La respuesta radica en evaluaciones de riesgos meticulosas, regulaciones estrictas y avances en investigaciones toxicológicas y epidemiológicas, entre otras disciplinas. Estos procesos son la columna vertebral de un sistema de seguridad alimentaria diseñado para protegernos. A nivel global, estas evaluaciones son harmonizadas por la Reunión Conjunta FAO/OMS sobre Residuos de Plaguicidas (JMPR[1], por su sigla en inglés), que se reúne anualmente y por la Comisión del Codex Alimentarius[2], también dirigida por la FAO y la OMS, en la que participan los gobiernos del todos los países.

¿Qué son los residuos de plaguicidas?

Los plaguicidas son sustancias utilizadas para proteger los cultivos de plagas, malezas y enfermedades. Juegan un papel crucial en garantizar altos rendimientos e incluso ayudan a prevenir que microorganismos dañinos contaminen nuestros alimentos. Sin embargo, una pequeña parte de estos químicos puede permanecer en los cultivos luego de su cosecha. Estas trazas, conocidos como residuos de plaguicidas, generan preocupación por su posible impacto en la salud humana.

La presencia de residuos de plaguicidas no implica automáticamente un peligro. Más bien, es la cantidad y la toxicidad del residuo lo que determina si existe un riesgo. Por ello, las agencias reguladoras de todo el mundo han establecido sistemas rigurosos para evaluar y controlar estos residuos.

Descifrando los niveles de seguridad: la ciencia detrás de los números

Para entender qué tan seguros son nuestros alimentos, exploremos algunos conceptos clave que los científicos usan para evaluar los riesgos de los plaguicidas:

  • Límites Máximos de Residuos (LMRs): Son las cantidades máximas de residuos de plaguicidas permitidas legalmente en los alimentos. Los LMRs no son umbrales de riesgo para la salud, sino herramientas regulatorias para garantizar que los agricultores sigan las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA). Esto significa que los agricultores utilizan plaguicidas de manera responsable, tomando medidas para contribuir a la seguridad alimentaria.
  • Ingesta Diaria Aceptable (IDA): Es la cantidad de un plaguicida que una persona puede consumir diariamente durante toda su vida sin riesgos para la salud. Los científicos calculan la IDA identificando la mayor dosis en estudios con animales que no causa daño, conocida como el Nivel Sin Efectos Adversos Observados (NOAEL), y dividiéndola entre factores de seguridad para que la IDA sea cientos de veces inferior a aquellas concentraciones límite que no muestran efectos adversos.
  • Dosis de Referencia (RfD): Similar a la IDA, es un punto de referencia utilizado para evaluar riesgos asociados a residuos de plaguicidas en alimentos o agua. Se utiliza normalmente para prevenir la probabilidad de intoxicaciones agudas.

Estos parámetros científicos se basan en estudios rigurosos y están diseñados con amplios márgenes de seguridad para proteger incluso a las poblaciones más vulnerables, como niños y mujeres embarazadas. Estos estudios son requeridos, sin excepción, para que las autoridades de cualquier país autoricen el uso de plaguicidas en la agricultura y constituyen un esfuerzo de varios años y cientos de millones de dólares, lo que evidencia el compromiso de los fabricantes de moléculas con la salud humana[3].

científica examinando plantas

¿Cómo nos protegen las evaluaciones de riesgo?

La evaluación de riesgos es el proceso que usan los reguladores para evaluar los posibles efectos en la salud derivados de los residuos de plaguicidas. Este proceso consta de cuatro pasos:

  1. La identificación de peligros, mediante la cual los científicos estudian si un plaguicida puede dañar la salud humana, como causar cáncer, problemas de desarrollo u otras enfermedades;
  2. La evaluación de la dosis-respuesta, que son series de experimentos para determinar cuánta cantidad de un plaguicida es necesaria para causar daño (por ejemplo, miden la LD50, o la dosis que mataría al 50% de una población de prueba, para entender su toxicidad aguda);
  3. La evaluación de la exposición, con la cual se estiman cuánto residuo de plaguicida podrían consumir las personas según patrones dietéticos, métodos de preparación de alimentos y más;
  4. La caracterización del riesgo, que incluye combinar la información previa para determinar si la exposición a los niveles detectados supone un riesgo para la salud.

Luego de que se identifican claramente los riesgos, este proceso se complementa con la  implementación de medidas de mitigación, aplicar la sustancia bajo condiciones definidas, prescribir usos limitados para el plaguicidas, usar diluciones y dosis mínimas, todas ellas con el objetivo de reducir los LMRs y los parámetros toxicológicos para proteger la salud tanto de agricultores como de consumidores.

¿Qué nos dicen la toxicología y la epidemiología?

Gracias al, cada vez, más rápido avance científico, la toxicología moderna y la epidemiología ha sido invaluables para determinar estas medidas de seguridad. La toxicología se centra en cómo los plaguicidas interactúan con el cuerpo, mientras que la epidemiología examina los patrones de efectos en la salud en poblaciones humanas expuestas a estos químicos.

Por ejemplo, los toxicólogos realizan estudios en animales para determinar niveles de exposición seguros e investigar si los plaguicidas pueden causar efectos a largo plazo como cáncer o problemas reproductivos. Por su parte, los epidemiólogos estudian comunidades expuestas, como los trabajadores agrícolas, para identificar posibles vínculos entre la exposición y los efectos en la salud. Investigaciones recientes han explorado los impactos de exposiciones de baja dosis a largo plazo en el desarrollo infantil y el sistema inmunológico.

Sistemas regulatorios: ¿quién garantiza la seguridad alimentaria?

Varias organizaciones trabajan para garantizar que los alimentos que llegan a nuestras mesas sean seguros. En Estados Unidos, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) evalúa la seguridad de los plaguicidas[4], mientras que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) monitorea los niveles de residuos en alimentos[5]. De manera similar, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) supervisa la seguridad alimentaria en la Unión Europea[6].

Como se mencionó anteriormente, a nivel mundial, la Comisión del Codex Alimentarius, un esfuerzo conjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), establece estándares internacionales para alimentos, incluidos los LMRs de plaguicidas[7].

¿Representan los residuos de plaguicidas un riesgo para la salud?

La respuesta corta es que, para la gran mayoría de las personas, los residuos de plaguicidas en los alimentos no representan riesgos significativos para la salud. Los sistemas regulatorios están diseñados para garantizar que los residuos en los alimentos se mantengan muy por debajo de los niveles que podrían dañar a los humanos.

Sin embargo, esto no significa que las preocupaciones sean infundadas. Si no se utilizan de manera responsable, los productos de protección de plantas pueden causar riesgos innecesarios a la salud de usuarios en el campo o de consumidores de productos agroalimentarios.  Las empresas miembros de CropLife Latin America trabajan e invierten continuamente en capacitación sobre Buenas Prácticas Agrícolas, Manejo Integrado de Plagas y fortalecimiento de los centros de información toxicológica, para prevenir estos riesgos innecesarios[8]. También contribuyen con insumos expertos en paneles públicos y académicos para avanzar en la discusión y la ciencia sobre evaluación y mitigación de riesgos.

Reduciendo los residuos de plaguicidas: ¿qué puedes hacer?

Aunque los sistemas regulatorios son sólidos, los consumidores pueden tomar medidas simples para reducir aún más su exposición:

  1. Lave sus productos: Enjuagar frutas y vegetales bajo agua corriente puede eliminar muchos residuos. Frotar o pelar puede ayudar a reducir aún más los niveles.
  2. Diversifique su dieta: Consumir una variedad de alimentos reduce la probabilidad de exposición repetida al mismo plaguicida.
  3. Participe: Asegúrese de que las autoridades de su país tomen decisiones basadas en evaluaciones de riesgo.
  4. Manténgase informado: Consulte informes de organizaciones como el USDA o la EFSA que prueban regularmente alimentos para detectar residuos de plaguicidas y evite replicar información no verificada.
Conclusión

Los plaguicidas siguen siendo una herramienta vital en la agricultura moderna, pero deben utilizarse de manera responsable y bajo una estricta supervisión. Los avances científicos están ayudando a los reguladores a realizar evaluaciones de riesgo más precisas, mientras que estándares más estrictos y prácticas agrícolas innovadoras apuntan a reducir los residuos en nuestros alimentos. Confiar en la ciencia rigurosa y el trabajo minucioso de las autoridades puede garantizar que los alimentos en nuestras mesas sigan siendo seguros para las generaciones venideras.

 

[1] Límites Máximos de Residuos. Codex Alimentarius, FAO y OMS, 2023. https://www.fao.org/fao-who-codexalimentarius/codex-texts/maximum-residue-limits/es/
[2] CuidAgro promueve las Buenas Prácticas Agrícolas. CropLife Latin America, 2024. https://www.croplifela.org/es/sostenibilidad-y-desarrollo/cuidagro
[3] Conducting a Human Health Risk Assessment. United States Environmental Protection Agency, 2024. https://www.epa.gov/risk/conducting-human-health-risk-assessment
[4] Pesticide Science and Assessing Pesticide Risks, United States Environmental Protection Agency, 2024. https://www.epa.gov/pesticide-science-and-assessing-pesticide-risks
[5] Pesticide Residue Monitoring Program Reports and Data. U.S. Food & Drug Administration, 2024. https://www.fda.gov/food/pesticides/pesticide-residue-monitoring-program-reports-and-data
[6] EFSA (European Food Safety Authority), Carrasco Cabrera, L., Di Piazza, G., Dujardin, B., Marchese, E., & Medina Pastor, P. (2024). The 2022 European Union report on pesticide residues in food. EFSA Journal, 22(4), e8753. https://doi.org/10.2903/j.efsa.2024.8753
[7] Límites Máximos de Residuos. Codex Alimentarius, FAO y OMS, 2023. https://www.fao.org/fao-who-codexalimentarius/codex-texts/maximum-residue-limits/es/
[8] CuidAgro promueve las Buenas Prácticas Agrícolas. CropLife Latin America, 2024. https://www.croplifela.org/es/sostenibilidad-y-desarrollo/cuidagro