La amenaza del comercio ilegal de pesticidas
Por: Javier Fernández, Consejero Legal y Director de Asuntos Regulatorios de CropLife Latin America
Noviembre 2015. El comercio ilegal de plaguicidas se incrementa en Latinoamérica. El volumen de productos falsificados, adulterados y contrabandeados se incrementa, mientras que la sofisticación de este negocio espurio es cada vez mayor. A los agricultores se les engaña, usualmente con alguna promesa de precios reducidos de sus insumos. Sin embargo, su cultivo, su salud y el medio ambiente podrían verse comprometidos con el uso de productos no autorizados y cuyo contenido suele ser desconocido.
Desde el 2011, la Europol cuantificaba el tamaño del mercado global de agroquímicos en 10%, equivalente a 4.4 billones de Euros. La Europol consideró que la migración de otros delitos al de falsificación, adulteración y contrabando de plaguicidas se debe, entre otras razones, al amplio margen de ganancia y el relativo bajo riesgo de incurrir en la actividad ilícita. Bajas o inexistentes penas, no tipificación como delito particular, ausencia de unidades judiciales especializadas y destinadas para su combate son algunas causas que hacen del comercio ilegal de plaguicidas, un negocio apetecido. Incluso, la actividad delictiva puede servir para legitimar capitales o lavar dinero por las causas expuestas.
Un estudio reciente llevado a cabo por la Federación de Cámaras de Comercio e Industria de la India, estima que el 30% del mercado total de plaguicidas en ese país está capturado por productos ilegales. El precio de un producto falsificado puede llegar a ser un 30% a 40% más bajo que el precio del producto de marca original, lo que convence al agricultor por optar por productos falsificados. Según la Cámara Internacional de Comercio, en regiones como Kashmir, 90% de los productos vendidos a agricultores son adulterados. Ya agricultores se han manifestado en ese país por la pérdida total de sus cosechas debido al uso de productos adulterados.
Un problema con impacto a nivel global
Este mal no solo afecta a países en desarrollo. En el 2014, la Cámara Internacional de Comercio reportó operaciones de intercepción en Polonia de 21 toneladas de producto ilegal que pretendían ser introducidas de China a Europa vía Odessa, Ucrania. El éxito de la operación se debió a la inteligencia obtenida por la Organización Europea Antifraude (OLAF por sus siglas en inglés). Ese mismo año hubo 13 arrestos y 10 acusaciones formales contra una banda a la cual se le incautaron 32 toneladas de producto espurio que escondía en Castellón y Valencia, España. Ya la agricultura española había sido afectada por productos ilegales. En el 2006 la producción con agroquímicos no autorizados en el Sur de España provocó pérdidas estimadas en 20 millones de Euros.
Según el estudio en India, el elevado margen de ganancia de los productos falsificados (25% a 30%), comparado con los productos de marca que pueden generar un 3% a 5% de margen de ganancias, hace un jugoso negocio a partir de la competencia desleal. Para los inescrupulosos poco importa el consumidor, en este caso el agricultor, a quien se le engaña con productos que en el mejor de los casos solo les harán perder su cosecha.
El tema también ha llamado la atención de la OCDE que en el 2014 alertó sobre el impacto del comercio ilegal de plaguicidas a la hacienda pública de los Estados que deben dedicar recursos a inspecciones, incautaciones, bodegaje y eventual destrucción de productos incautados. Además, el trasiego de plaguicidas ilegales ofrece un riesgo latente al comercio internacional pues para disfrazar plaguicidas falsificados o sus precursores, las redes criminales no declaran sus contenidos correctamente con el fin de evadir controles aduanales. En el 2014, la Cámara Internacional de Comercio resaltó el peligro que significó el transporte de producto ilegal en un vuelo comercial de pasajeros de Beijing a Budapest. Análisis posteriores descubrieron que el producto pudo haberse incendiado en cualquier momento a tan solo a 24 grados centígrados.
Situación actual en Latinoamérica
El potencial agrícola de Latinoamérica la convierte en un atractivo mercado para plaguicidas ilegales. Verdaderas redes globales orquestan la logística de estos productos ilegítimos, desde su fabricación, trasiego hasta la venta final a agricultores.
Recientemente, La Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijín) desarticuló una organización que producía tres toneladas semanales de productos agroquímicos que vendían a domicilio a pequeños arroceros del sur del Tolima, Colombia. Los agricultores que compraban estos productos veían mermada su producción debido a que los insumos no eran eficaces en sus cultivos. En diciembre del 2014, después de 10 meses de investigación en una operación que abarcó 3 Estados (Sao Paulo, Minas Gerais y Mato Grosso), las autoridades brasileñas arrestaron 22 personas sospechosas de fabricar y distribuir plaguicidas falsificados a 10 Estados. Armas, municiones y 60 vehículos, incluyendo algunos de lujo, fueron incautados. El patrimonio de la banda se estimaba en 20 millones de Reales.
Brasil, al ser el mercado de plaguicidas más grande del mundo, resulta particularmente interesante para bandas criminales. Por ello, un programa de industria contra el comercio ilegal de plaguicidas llevado a cabo durante 13 años ha resultado en más de 500 toneladas confiscadas, más de 1.000 arrestos y 24 personas condenada a prisión durante ese período. Sin embargo, las vulnerables fronteras en la región contribuyen a facilitar el trasiego de plaguicidas ilegales. En operativos realizados en Abril del 2008, en Ciudad del Este, Paraguay, 41.000 litros de glifosato fueron incautados. Los productos fueron importados a Paraguay con documentos falsos y se presume iban destinados a Brasil. Ese mismo año en el Puerto de Villeta, Paraguay, se retuvo un embarque de 30.000 kilos de agroquímicos con un valor cercano al millón de dólares, igualmente importados con el uso de documentación falsa.
Diga NO al comercio ilegal de plaguicidas
La colaboración es indispensable para luchar contra este mal para el sector agrícola. La regla de oro suele funcionar: Sí es demasiado bueno para ser cierto, probablemente no lo es. A los agricultores se les recomienda evitar comprar insumos sin factura, de distribuidores desconocidos y no autorizados. Cumplir adecuadamente con programas de recolección de envases, entregándolos a centros de acopio autorizados luego de haberlos perforado colabora con evitar la reutilización maliciosa de envases. Por su parte, las autoridades, incluyendo las aduanales, fiscalías penales y policía, deben adquirir conciencia de que los plaguicidas también son propensos a la falsificación, adulteración y contrabando. Especial atención les debe merecer importaciones y ventas de agroquímicos con documentación dudosa: Incongruentes direcciones de exportadores, titulares, destinatarios deberían despertar sospecha. Otras opciones de verificación de legitimidad de productos las ofrecen autoridades de los países de exportación. Por ejemplo, la Agencia Regulatoria de China, ICAMA, ofrece certificaciones para exportación de agroquímicos. Dichos certificados podrían ser solicitados a importadores, que no deberían tener problema en ofrecerlos, y la autoridad nacional en verificar su autenticidad. El comercio ilegal de plaguicidas atenta contra su salud, las cosechas y el medio ambiente. ¡Colabore a combatirlo!