Análisis realizado por Javier Fernández
Director de Asuntos Regulatorios CropLife Latin America
Noviembre 2021
La transición del primer año de pandemia al 2021 se caracterizó por importantes retos para la cadena de logística y manufactura. Si bien los efectos de disponibilidad de insumos no eran tan evidentes para la agricultura latinoamericana durante el 2020, el 2021 empezó a evidenciar otro panorama.
En el 2020 muchos países declararon su agricultura como actividad esencial o prioritaria. Esto permitió flexibilidades a las restricciones de tránsito de personas para permitir movilidad y atender el sector agrícola. Consecuentemente, el volumen de insumos utilizados fue acorde con las áreas cultivadas.
Pero la paulatina recuperación económica mundial, incluyendo la de China, se dio en medio de escasez de materias primas, problemas de transporte de mercancías, y el inicio de lo que ahora se considera una crisis energética. La disponibilidad de agroquímicos en Latinoamérica no escapa a esta realidad.
El Ministerio de Agricultura de Colombia ha estimado que “El precio de los insumos agropecuarios más relevantes en Colombia se ha visto afectado en el último año por el incremento en el precio internacional de materias primas, depreciación de la tasa de cambio y factores que afectan la oferta, como el incremento de la demanda de grandes consumidores como China e india y medidas restrictivas por parte de algunos países exportadores de fertilizantes por el COVID-19.”
Datos de la Secretaría de Comercio Exterior (Secex) del Ministerio de Economía de Brasil revelan que los productos fitosanitarios formulados son principalmente de Estados Unidos, China e India. En volumen, China representó el 32% del total en 2020, dejando a Estados Unidos e India en segundo lugar con el 11% cada uno. No sorprende que los problemas de materias primas, transporte y energía que sufra China impacta en Latinoamérica.
Panamá y Colombia discuten intervenciones al sector de insumos agrícolas.
Los nuevos retos mundiales posiblemente tendrán un impacto en disponibilidad de insumos agrícolas en el tanto su oferta se puede ver comprometida por diversos factores de logística, materias primas y energía en sitios de manufactura.
Transporte de mercancías
La propagación de la pandemia a nivel mundial introdujo graves problemas de logística que subieron el costo de fletes prácticamente para cualquier sector de manufactura.
En el 2020 se dio un faltante de oferta de buques cargueros, demoras en puerto por falta de mano de obra debido a restricciones en movilidad de personas, cierres por brotes y despidos en empresas multimodales. Los flujos de comercio marítimo intentaban seguir reaperturas oficiales, mientras que algunas mercaderías eran dejadas lejos de donde correspondía. El comercio electrónico detallista acaparó una importante parte de carga como respuesta a la economía de “quédate en casa”.
La transición al 2021 trajo consigo un aumento sin precedentes en demanda de contenedores mientras que algunos sectores se abastecían en exceso anticipando nuevas olas pandémicas. Se dio una saturación de puertos que operan a su límite de su capacidad, o más. Estos factores influyeron en alzas en el costo de almacenamiento también debido al incremento del tiempo de espera en los puertos. Esta situación afectó un 80% del transporte de carga mundial que es marítima según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
El resultado fue el alza en costos de fletes que está provocando problemas en el abastecimiento de algunos productos. Según el Índice Mundial de Contenedores, el precio del flete marítimo en julio de 2021 aumentó más de 4 veces con respecto al valor en julio del 2020. El Ministerio de Agricultura de Colombia estima que la escasez de contenedores mundial ha ocasionado un incremento del 300% en el precio de fletes y octubre del 2021 estima que la tarifa de un contenedor proveniente de China saltó de $2.000 USD a $8.000 USD.
El incremento de precio de fletes tiene mayor impacto en países en desarrollo que tiene menor capacidad de pago. Sudamérica se ve particularmente afectada por su distancia con China y su deficitario retorno de contenedores llenos. Una práctica instaurada fue cobrar el costo por retención del contenedor por toda la ruta como forma de garantizar disponibilidad.
Mientras que algunos actores del encadenamiento han podido absorber o mitigar esos costos, con remanentes de inventario por ejemplo, en algún momento, ese incremento en costos puede verse trasladado al consumidor final.
Escasez de materias primas
La incertidumbre del comercio mundial en el 2020 resultó en una drástica caída en demanda de materias primas, resultando en importantes reducciones de sus precios, lo que redujo su oferta. También sucedió que la manufactura rotara hacia productos de atención a la pandemia, como medicamentos y desinfección, que captó precursores para insumos agrícolas. Además, la manufactura atendió preferencias de consumidores relegados a quedarse en casa.
Otro factor que incide directamente en la disponibilidad y precios de insumos agrícolas es el precio de hidrocarburos como petróleo y gas natural debido a que se fabrican o sintetizan a gran escala, cerca de importantes yacimientos lejos de Latinoamérica.
El barril de crudo ha llegado a subir hasta un 65%. En Estados Unidos, la gasolina es la más cara desde 2014. El gas natural subió 30%, impactando el precio de fertilizantes que se duplicó en el mercado internacional. En países como Colombia, el Ministerio de Agricultura reportó que su industria local de fertilizantes tiene una dependencia del 84% de urea, DAP y KCI para manufactura local.
La escasez de carbón y cortes de energía en China también afectaron la cadena de suministro de fertilizantes. Inicialmente los fertilizantes fosfatados y nitrogenados eran restringidos, pero ahora sus exportaciones han sido suspendidas por ese país asiático.
Se espera que la política energética china también tenga un impacto en la oferta y precio de intermediarios e ingredientes activos de agroquímicos. Ya hay afectación para fábricas en las provincias de Yun Nan y Jiangsu, donde hay producción de fósforo amarillo que sirve de materia prima para glifosato, acefato y malatión. La situación afecta en mayor medida el precio del glifosato, sus intermediarios y materia prima como glicina, porque su extracción requiere mucha energía.
China también es importante fuente de materias primas e intermediarios para la industria manufacturera de Estados Unidos, Europa e India. Así las cosas, se da un efecto cascada del aumento de precios de precursores en el resto de los países fabricantes.
El clima inclemente también ha contribuido con afectar la disponibilidad de agroquímicos. En Estados Unidos, el huracán Ida causó destrucción en las regiones donde se encuentran plantas de la industria química, incluyendo las de glifosato. Hasta hace poco se anunció la reanudación de las operaciones de la fábrica de glifosato en Luling, Estado de Louisiana.
Ya se ha dado un incremento del precio del glifosato. Por ejemplo, el precio del material técnico para Brasil se duplicó a septiembre del 2021. Algunos agricultores estadounidenses están ya preparándose para la reducción de disponibilidad de herbicidas para el 2022.
El impacto será prácticamente para todo Latinoamérica que es un importador neto de plaguicidas. Por ejemplo, según IBAMA de Brasil (2019), alrededor del 72% de los ingredientes activos contenidos en plaguicidas agrícolas comercializados en ese país son importados, ya sea formulados o en forma de productos técnicos para ser formulados en el país. Así también lo mira el Ministerio de Agricultura de Colombia que considera que China, Rusia, India y Estados Unidos son los mayores oferentes de insumos agrícolas mientras que el resto del mundo, incluyendo Latinoamérica, son “tomadores de precios”.
Energía
La disponibilidad de materias primas y fabricación de productos tuvo un menoscabo durante el 2021 porque algunos países apuntaron a una reactivación económica “verde”. Este fue el caso de China, considerado el mayor emisor de gases de efecto invernadero en el mundo. El gigante asiático asumió el compromiso ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de llegar a su pico de emisiones en el 2030 y lograr la neutralidad de carbono para el año 2060.
China busca reducir su dependencia del carbón para su matriz energética, la cual ronda en un 57%. El gigante asiático ya ha cerrado muchas minas debido a contaminación y seguridad en el pasado, así como medidas contra la corrupción en ese sector. De igual manera, ha cerrado minas para aclarar el cielo durante épocas especiales como el Centenario del Partido Comunista o sus juegos nacionales.
Pero ahora, China echó a andar una política de “Doble Control” con fuertes regulaciones estatales a la disponibilidad de carbón y abastecimiento de electricidad para reducir el uso intensivo y consumo total. La implementación de la política está a cargo de sus provincias mediante un programa de créditos determinado por la eficiencia y reducción de uso de energía.
Los resultados medidos en el 2021 fueron menores a los esperados, por lo que el gobierno chino hizo una clasificación de provincias críticas para imponer restricciones de consumo más severas mediante el control de precio a la electricidad y aumento del precio del carbón. Provincias consideradas como críticas tuvieron una reducción de hasta un 90% en la disponibilidad de energía para el resto del 2021.
Con las limitaciones en disponibilidad de carbón para generar electricidad, las plantas generadoras experimentan pérdidas tanto por el incremento en el costo del carbón como materia prima en el orden del 400%, como por el control estatal de tarifas.
La situación tuvo agravantes como fuertes lluvias e inundaciones que forzaron a cerrar minas en Henan y Shanxi, provincias de gran extracción de carbón. Además China ha cerrado la importación de carbón australiano por tensiones entre ambos países.
La carencia de carbón se pretendió corregir mediante la orden estatal de extraer más carbón en dos provincias para ajustar los precios sin afectar el uso residencial o agrícola. La reducción en la generación energética ha resultado en desabasto, apagones y el consecuente cierre de fábricas.
El mayor impacto ha sido en las provincias de Jiangsu, Guandong, Zhejiang, Anhui y Sichuan donde hay importante manufactura del sector químico. Sin embargo, la situación puede impactar toda la cadena de insumos agrícolas por la modalidad de venta de producto entre fabricantes.
El aumento en el precio de ingredientes activos se da porque las fábricas de químicos limitaron su número de días de operación y sus proveedores de materias primas también se vieron afectados por apagones y aumentos en costos de factura energética. Los químicos chinos comprados en Estados Unidos han subido un 20% entre enero y septiembre del 2021 y se espera sigan subiendo.
Esto impactará en mayor medida la agricultura si los precios de los commodities bajan. El precio internacional del maíz, que sirve para alimentación animal, también impacta el precio de la energía por su demanda para producción de etanol. Sin embargo, el precio del maíz a su vez se ve impactado por el de los hidrocarburos por ser sustituto.
PERSPECTIVA CROPLIFE LATIN AMERICA
CropLife Latin America, sus empresas asociadas, y su red de asociaciones han seguido y colaborado con las diferentes iniciativas y discusiones con gobiernos para mitigar los impactos en el suministro y distribución de insumos a los agricultores.
Para los ciclos de cosecha actuales pueden presentarse problemas de abastecimiento de insumos puntuales, que se remediarían con remanentes de existencias de inventarios.
Si bien el 2021 observó precios favorables de alimentos que permitieron a agricultores en Brasil o Estados Unidos absorber los incrementos de sus insumos, el 2022 puede ser distinto si se incrementan los inventarios de commodities y bajan sus precios.
De ser así, el agricultor puede verse con menos dinero para pagar insumos y buscar otras opciones de control fitosanitario al no tener margen para absorber el costo de sus insumos. La situación incluso puede desencadenar en un viraje de patrones de cultivo, si los agricultores dejan de sembrar algunos que requieren uso intensivo de fertilizante, como lo es el maíz.
Para las próximas cosechas del 2022 es difícil hacer un pronóstico. Será fundamental evaluar los datos de importación más recientes de los países, los resultados de su producción nacional y monitorear el impacto real de las restricciones impuestas a las plantas chinas.
Adicionalmente los tipos de cambio también inciden en el impacto en los precios, tipos de cambio que han sufrido importantes devaluaciones en la región. Esto se traduce en la necesidad de más moneda local para hacer frente a obligaciones en divisas internacionales de referencia, como lo es el dólar.
El actual escenario de oferta resalta la importancia de buscar soluciones de mediano y largo plazo, como un registro más rápido de nuevos ingredientes activos y cambios de origen, mientras que se repele políticas restrictivas de importación de productos agrícolas sin sustento científico y legal como Europa. Con un marco regulatorio modernizado para agroquímicos habría una mayor oferta y diversidad de proveedores y fuentes de insumos agrícolas, con el potencial de mejorar la capacidad de respuesta de la agricultura a los desafíos de suministro.