Veredicto o ciencia: Nuevo dilema en la era de la información
Por Mauricio Rodriguez, Ph.D.
Director de Asuntos Científicos CropLife Latin America
Mayo 2019
Es muy probable que entre la fecha en que se ha escrito este artículo y este momento en el cual lo está leyendo, habrán salido a la luz pública nuevos veredictos de cortes en Estados Unidos u otros países que desconozcan el estado de la ciencia y el conocimiento científico sobre diferentes temas. Esto no significa que el marco legislativo sea contrario a la ciencia sino que, en muchos casos, jueces y jurados emiten fallos que pueden ser contrarios al conocimiento científico. El público debe saber que las cortes no determinan los hechos científicos.
Ejemplos de la divergencia entre los veredictos y la ciencia abundan. En Estado Unidos se ha dado, aún sin resolución definitiva, un debate en los estrados judiciales sobre si se puede enseñar evolución o creacionismo. Estos casos han llegado hasta la Corte Suprema de ese país, al menos desde 19681 . Otro ejemplo que es vigente aún hoy en día en varios países, son las demandas sobre el uso de las vacunas, las que, a pesar del enorme peso de la evidencia científica, aún son rechazadas por algunos segmentos de la población, lo cual representa grave riesgo a la salud pública. Evidencia de esto son los 100,000 niños que mueren alrededor del mundo por sarampión2. En otro ejemplo, aún existen firmas de abogados que buscan clientes para imponer demandas que señalan el uso de teléfonos celulares de estar asociado a casos de cancer, lo cual ha sido descartado desde hace años a través de multiples estudios epidemiológicos3. Una y otra vez, las cortes son utilizadas para sacar del ámbito regulatorio decisiones sobre cómo aplicar la ciencia y la tecnología en beneficio de la sociedad.
Evidentemente, las cortes deben tener la potestad de analizar la evidencia científica ya que en cualquier sistema político basado en el estado de derecho los ciudadanos tienen la facultad de elevar sus reclamos ante un juez. La dificultad de conciliar estas dos disciplinas altamente especializadas está en lograr un balance entre la defensa de los derechos de individuos y corporaciones, con el peso de la evidencia y el rigor científico que construyen el conocimiento y traen invaluables beneficios a la sociedad. Ejemplo de esto son las más de 11,000 demandas que se han instaurado en cortes de varios países en contra del herbicida glifosato señalandolo de causar cáncer4. A pesar de que existe evidencia irrefutable que este compuesto no es carcinogénico, más recientemente por la misma autoridad federal regulatoria ambiental de Estados Unidos – EPA, que en abril de 2019 publicó sus conclusiones sobre glifosato en las que reafirma que este herbicida no genera riesgos a la salud humana cuando se utiliza correctamente5.
En esta era en la que la desinformación se propaga rápida y fácilmente en redes sociales en cuestión de minutos, debemos ser más vigilantes y exigentes con las fuentes de información que consultamos al tiempo que incrementamos nuestra confianza en el proceso riguroso de generación de conocimiento a través de la investigación científica.
2. Peter J. Hotez. How the Anti-Vaxxers Are Winning. The New York Times. Feb. 8 de 2017.
3. Cell phones and cancer risk. National Cancer Insititute. Consultado en 2019.