Manejo Integrado de Plagas: Enfoque de responsabilidad en la producción
M.Sc. William Rivera M.
Laboratorio de Control Biológico.
Centro de Investigación en Biotecnología. ITCR.
Octubre 2017*
Concepto
El manejo integrado es un enfoque de control de plagas que busca armonizar la eficiencia en el combate, la responsabilidad socio-ambiental y la productividad. Existen muchas formas de definirlo, pero todas se enfocan en el uso de herramientas de control que buscan minimizar las pérdidas de un cultivo mediante el conocimiento científico, el apoyo tecnológico y el sentido común de los productores.
Históricamente, es un término establecido desde la década de los 70 (Geier, 1970), aunque ya desde la década de los 50 muchos entomólogos y biólogos introdujeron la aproximación del control de plagas basados en conocimientos ecológicos. La aparición del libro “La primavera silenciosa” de Rachel Carson (1962), que exponía muchos efectos adversos del uso de los plaguicidas químicos en el medio ambiente y la salud humana, fue un impulso definitivo para cambiar los paradigmas en torno a la vía de controlar los insectos y las enfermedades de los cultivos.
El manejo integrado de plagas (MIP) no es un término nuevo, pero si ha cobrado mucha importancia en las últimas dos décadas debido a los retos ambientales que suponen la alimentación mundial, la generación de empleos agrícolas, la protección del trabajador y el consumidor final, la reducción del área agrícola y los riesgos de intoxicaciones o contaminación de fuentes de agua. Además, luego de casi 50 años, son muchas las experiencias exitosas generadas en diferentes partes del mundo y en diversos agro-ecosistemas (Parsa et al., 2014; Owen et al., 2015; Lefebvre et al., 2015). Y las experiencias no exitosas, han contribuido con la mejora y adaptación de los muchos planteamientos e ideas acumuladas.
Una definición concreta y de las más aceptadas a nivel mundial, se da por la Organización Internacional de Control Biológico (OICB, por sus siglas en inglés), donde se dice que MIP es “El uso de todos los métodos de defensa económicos, ecológicos y toxicológicos para mantener los organismos nocivos bajo niveles de daño económicos mientras que se hace énfasis en la explotación consiente de factores de control natural” (Boller y colaboradores, 1999).
Extensión del MIP al MIPE y concepto actual
La FAO conceptualiza actualmente el manejo integrado de plagas como “la cuidadosa consideración de todas las técnicas de control disponibles y la subsecuente integración de medidas apropiadas que desalienten el desarrollo de poblaciones de plagas y mantengan el uso de pesticidas y otras intervenciones a niveles económicamente justificados y reducidos o minimizados los riesgos a la salud humana y el ambiente. El MIP enfatiza en el crecimiento de un cultivo saludable con la menor disrupción posible hacia el agro-ecosistema y alienta los mecanismos de control natural de plagas” (OMS/FAO, 2015).
Inicialmente el “manejo integrado” fue dirigido hacia el control de plagas, pero conforme han pasado los años este concepto se ha ido extendiendo también hacia el combate de las enfermedades en los cultivos. De forma que actualmente muchos investigadores prefieren hablar de MIPE (manejo integrado de plagas y enfermedades) para mostrar un enfoque más amplio que integre estos dos aspectos de la producción (Ciancio y Mukerji, 2010). De esta forma podemos hablar de Manejo integrado de plagas (MIP) o manejo integrado de plagas y enfermedades (MIPE).
¿Por qué hacer MIP?
Existen muchas razones por las cuales se debe implementar un sistema MIP en un cultivo. Estas se pueden agrupar en motivaciones, económicas, sociales y ambientales.
Aparte de las anteriores, cada agro-ecosistema y cada productor podrán encontrar otras razones y ventajas para implementar MIP dentro de su cultivo.
¿Cómo se hace MIP?
El Manejo integrado inicia con el conocimiento de las plagas y enfermedades por parte de los agricultores y los técnicos agrícolas o extensionistas. Conocer con detalle el agente causal de una enfermedad o un insecto es la clave para determinar las estrategias de control a implementar. Estos conocimientos deben buscarse ya sea mediante la observación, la experimentación, o la consulta con expertos.
El proceso para establecer el MIP consta de cinco etapas, cada una con igual importancia. La primera es una etapa de prevención, donde se establecen medidas que busquen que la plaga o la enfermedad no se establezcan dentro del cultivo y que éstas no encuentren un ambiente adecuado para su reproducción y diseminación.
Una vez que se comprueba la presencia de la plaga o el agente causal de la enfermedad se debe establecer un sistema de monitoreo que permita conocer los niveles de presencia. Acá es importante hacer uso de los umbrales de daño económico que han sido establecidos por los expertos o los que se han determinado con base en la experiencia del agricultor.
Los datos del monitoreo sobre la base del proceso de toma de decisiones. Es en este paso donde se decide qué estrategia de corrección se puede aplicar en el caso de que los umbrales hayan sido sobrepasados, o en caso de que se tenga evidencia para la predicción e importantes daños en el cultivo.
La intervención corresponde con la serie de actividades de control que se hacen para que el nivel de la plaga o la incidencia de la enfermedad vuelvan a estar bajo el umbral de daño económico. Dependiendo de estos niveles la intervención debe ser más o menos rigurosa. Es importante mencionar que la intervención puede contemplar el uso de agroquímicos, pero que está no es la única herramienta disponible.
El último paso es la evaluación de la efectividad de las medidas de intervención realizadas. Generalmente se realice un nuevo monitoreo para determinar el éxito de las actividades de control ejecutadas. Esta etapa de verificación determina si se deben realizar nuevas medidas de control o se regresa a las medidas de prevención.
Aprende con Custodio: Manejo Integrado de Plagas - MIP
Estrategias integradas para el combate
Existen una serie de herramientas que el agricultor puede usar para establecer un adecuado manejo integrado en su cultivo (Stenberg, 2017). Estas se pueden agrupar en diversas estrategias de combate, que varían en su grado de impacto en el agroecosistema.
Es importante recordar que una de las ideas fundamentales del MIP es que el uso de agroquímicos sea el último recurso en utilizarse, por cuanto sus efectos y riesgos son más altos que las demás estrategias. Esto significa que el uso de estos insumos debe ser una decisión adoptada por los productores en un marco de responsabilidad social y ambiental, y en procura de su estabilidad económica.
Las opciones de herramientas son amplias y de muy variada naturaleza; y no se limitan a las mostradas en la siguiente lista. Además los mismos agricultores pueden utilizar sus propias técnicas basados en la experiencia y en la observación del comportamiento de todos los elementos de su sistema productivo.
El Manejo integrado de plagas y enfermedades ha demostrado a lo largo de los años su efectividad en el control de los problemas fitosanitarios, en la sostenibilidad ambiental y en la productividad. Si camina de la mano de conocimientos técnicos, científicos y tecnológicos adecuados es una vía para lograr las metas productivas de los agricultores, a la vez que se cuida la salud de los trabajadores, las comunidades y el medio ambiente.
Bibliografía
- Boller, E. F., El Titi, A., Gendrier, J. P., Avilla, J., Jörg, E., & Malavolta, C. (1999). Integrated production: principles and technical guidelines. OILB. SROP. OICB.
- Carson, R. (2002). Silent spring. Houghton Mifflin Harcourt.
- Ciancio, A., & Mukerji, K. G. (Eds.). (2010). Integrated Management of Plant Pests and Diseases. Springer.
- OMS/FAO. (2015). Código internacional de conducta para la gestión de plaguicidas. Roma. 41P.
- Geier, P. W. (1970). Organizing large-scale projects in pest management, in Meeting on Cotton Pests, Panel of Experts on Pest Control, FAO, Rome. 8 P.
- Lefebvre, M., Langrell, S. R., & Gomez-y-Paloma, S. (2015). Incentives and policies for integrated pest management in Europe: a review. Agronomy for sustainable development, 35(1), 27-45.
- Parsa, S., Morse, S., Bonifacio, A., Chancellor, T. C., Condori, B., Crespo-Pérez, V., & Sherwood, S. G. (2014). Obstacles to integrated pest management adoption in developing countries. Proceedings of the National Academy of Sciences, 111(10), 3889-3894.
- Owen, M. D., Beckie, H. J., Leeson, J. Y., Norsworthy, J. K., & Steckel, L. E. (2015). Integrated pest management and weed management in the United States and Canada. Pest management science, 71(3), 357-376.
- Stenberg, J. A. (2017). A Conceptual Framework for Integrated Pest Management. Trends in Plant Science, 22(9), 759-769.
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